La Silenciosa Conquista China: Una Reseña

Escrita por dos periodistas españoles, Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo, “La silenciosa conquista china” es o pretende ser “una investigación por 25 países para descubrir cómo la potencia del siglo XXI está forjando su futura hegemonía”.

El libro gira en torno a la forma en la que las inversiones chinas están transformando algunas -sino es que la mayoría- de las regiones de África, América Latina y Asia. Se centra, específicamente, en los puntos más conflictivos de esta presencia china en los países que ambos autores seleccionaron para la obra; en ella, se analizan las nuevas relaciones económicas y diplomáticas, las condiciones laborales, las violaciones a los derechos humanos y las repercusiones para el medio ambiente que esta ‘conquista china’ conlleva. Los autores no partieron de una hipótesis específica ni se apoyaron en el uso de alguna metodología para poder integrar sus resultados al texto. Lo que hicieron fue seguir sus conocimientos e intuición periodística. El resultado: un estudio que no me convence del todo. 

Si la información, números e historias en este libro son o no ciertas, no lo podría afirmar, probablemente lo sean, al menos en alguna medida. Sin embargo, no fueron mis constantes dudas acerca de la veracidad de la información lo que me disgustó del libro, sino la manera como está escrito. Para empezar, es un tanto sensacionalista, incluso tal vez amarillista. Además, desde el inicio se puede notar una postura tendenciosa que continua a lo largo del escrito y hasta la última página del mismo. Así pues, a pesar de querer creerles no pude evitar preguntarme qué tan objetivos estaban siendo estos dos autores. Tal vez si se leyera con un conocimiento previo sobre el expansionismo chino o incluso con una lectura general de la historia China, sería más fácil leer el texto con racionalidad y no haberlo terminado con ganas de golpear al dueño del restaurante chino de la esquina. Y a partir de esto, empiezan a surgir teorías conspiracioncitas. Uno no puede evitar preguntarse si este es el objetivo del libro: fomentar el miedo al chino, demonizarlo, ponerlo como el malo de la película; sembrar en el lector la idea de que con los gringos y los países europeos estábamos mejor.

Después de todo, ¿cómo se le puede llamar una investigación objetiva a un recorrido por 25 países, hecho por solo 2 años, y escrito en menos de 300 páginas? ¿No resultaría esto en una obra poco matizada, superficial, generalizada? Esta ‘conquista china’ como los autores la denominan, no creo pueda ser explicada de esta manera tan exigua. Este proceso no puede comprenderse estudiándose solo los aspectos negativos, y no estoy diciendo que los aspectos positivos sean más o más importantes o que siquiera existan, pero después de todo, la complejidad del problema no puede reducirse a blanco o negro, china buena o china mala.

También habría de preguntarse ¿Por qué esos 25 países? Los autores dicen haberlos elegido porque es ahí donde más se nota la huella china, pero la huella china debe ser visible también en otros territorios. El estudio pudo haber tomado un rumbo diferente si se hubiera integrado un análisis de la presencia china en países desarrollados, países del norte o países en los que su Estado o economía no se encontrara en completa crisis (Característica esencial de los 25 países elegidos para el estudio).

Sin embargo, aun no estando del todo de acuerdo en la manera en cómo se trató el tema, valoro el trabajo de investigación de los autores y de ninguna manera es motivo para deslegitimizar la obra; la cual explica de manera sencilla y amena el “milagro chino”

El Milagro Chino

“Tardamos mucho en darnos la vuelta, pero cuando la damos,

si decidimos sentarnos, entonces el peso que hay que

soportar es realmente considerable”

La obra empieza mostrándonos como la ‘conquista china’ se está dando a un ‘micro nivel’ con los mercaderes independientes establecidos en varios países, que debido a los bajos precios de sus productos han arrasado con los mercados y mercaderes locales. Para luego mostramos como la maquina también funciona a un ‘macro nivel’, a partir de un intervencionismo estatal y a través de compañías que gracias a instituciones de financiamiento -como el China Development Bank (CDB) y el China Eximbank-negocian y promueven inversiones en países subdesarrollados a cambio de un constante y a veces interminable flujo de materias primas y energía. Win-win.  Pero a pesar del aparente beneficio para ambas partes, los autores notaron a lo largo de su recorrido que generalmente las acciones de China en estos países son cuestionables sino es que perturbadores.

Son siete las características controversiales que los autores nos hacen notar a lo largo de sus ocho capítulos. A través de estas, es posible comprender las acciones y repercusiones de China, tras haber entrado al juego internacional. La primera, es el intercambio de materias primas por productos industrializados, que consecuentemente desindustrializa a diversos países. La segunda, es la destrucción masiva e irracional del medio ambiente. En tercer lugar, estas empresas chinas que trabajan en países extranjeros, rara vez cumplen con los estándares laborales mínimos aceptables. La cuarta es la falta de transparencia de las empresas chinas y su negación a abrir sus puertas. Esto por supuesto, es un factor importante para darse cuenta que algo no anda bien.  La quinta y sexta característica gira en torno a la corrupción y las ‘redes de compadrazgo’ que se dan entre los Estados (desde los estratos más bajos hasta la cabeza) con diversas empresas o instituciones chinas. La séptima y última es la ‘pragmática china’ o business es business, que lleva a esta potencia a hacerse de la vista gorda a la hora de iniciar un negocio o generar inversiones en países con regímenes no tan bien vistos a nivel internacional (como Irán, Corea del Norte o Venezuela). Reforzando la idea de la inexistencia del concepto de ‘derechos humanos’ en el chino-mandarín.

Todas estas características del expansionismo chino están fomentando –dicen los autores- terror en las comunidades, pues temen a la idea de la pérdida de su soberanía. La gente –dicen- se preocupa cada día más y más por la ‘inherente’ colonización china. Los autores concluyen llamándolo el ‘próximo amo del mundo’. Yo tendría que pensármelo dos veces. Pues ese desarrollo y expansionismo chino se basa en la búsqueda y explotación de recursos naturales. ¿Pero qué va a pasar con esta hegemonía china cuando los recursos se acaben? Se habla que quedan de entre 10 y 30 años más para el completo saqueo de algunos recursos, Así que ¿Qué pasará con el dragón asiático después de ese lapso? ¿Qué pasara con el mundo cuando China por fin termine lo que Occidente empezó?

Más que a la ‘conquista china’ a lo que temo es a mi vida.