MURAKAMI: 1 autor, 2 voces



Haruki Murakami llegó a mí por azares del destino (y por azares del destino me refiero a un 40% de descuento en best-sellers internacionales). Tanto había escuchado sobre aquel autor japonés que, enfrentada con tan buena ganga, decidí comprar un compilado de tres de sus novelas: Tokyo Blues, After Dark y Sputnik, mi amor. Tras leer estas tres obras quede enganchada y hube de regresar a la librería por más de sus libros. Para mi desgracia la promoción había terminado, por lo que solo pude permitirme un libro. La elección fue De qué hablo cuando hablo de correr (DQHCHDC de ahora en adelante), pues además de barato era corto; tal y como me gustan mis libros.

Después de haber leído aquellas tres primeras novelas me creía mas que familiarizada con la prosa de Murakami, pero con tan solo un par de paginas de DQHCHDC me di cuenta de lo equivocada que estaba. Todo lo que sabia o creía saber de Murakami se vino abajo. De inmediato culpé al genero, pues DQHCHDC es, a diferencia de las tres novelas mencionadas, un libro de memorias del propio Murakami. Sin embargo, algo no cuadraba y mi deducción me dejaba insatisfecha.

Deje pasar el tiempo y entonces, de repente, caí en la cuenta.

Haruki Murakami es traducido al español por la Editorial española Tusquets. La tarea de traducir sus más de veinte obras ha sido responsabilidad de varios escritores, sin embargo, su traductora de cabecera es Lourdes Porta. A lo largo de dos décadas, Porta ha tenido casi una decena de traducciones de dicho autor japonés a su cargo.[1] No obstante, para cuando Murakami publicó What I talk about when I talk about running Lourdes Porta no estaba disponible. La fórmula que tanto le había funcionado a la editorial hubo de quebrarse y tras una búsqueda por toda España, la tarea recayó sobre Francisco Barberan.

El traductor. Esa era la gran diferencia. Eso hacia a DQHCHDC tan diferente de las otras tres obras de Murakami que había leído. Pero la pregunta aun estaba en el aire. ¿Por qué las traducciones de estos dos escritores eran tan diferentes y el estilo de los textos tan discordante si venían de un mismo autor?

LA DIFERENCIA

Porta es aficionada de la literatura e historia japonesa, así como experta en la lengua, por lo que Tusquets se acercó a ella a principios de los ’90s para traducir algunas obras de Banana Yashimoto. Unos años más tarde, con una estrecha relación con la editorial y tras buenas criticas en sus traducciones, recaería en ella la labor de traducir Tokyo Blues: Norwegian Wood de Haruki Murakami. El éxito que tuvo la traducción de este best-seller en el mundo de habla hispana tuvo como consecuencia que la editorial buscara a Porta cada que Murakami publicara un nuevo libro. Murakami y Porta eran, pues, la fórmula perfecta. Sin embargo, y como he mencionado, la formula tuvo que romperse en el 2014 cuando Porta, por cuestiones laborales, no pudo hacerse cargo de DQHCHDC. Por lo que una nueva fórmula nació a manos de Francisco Barberan.
Barberan alterna la docencia con la traducción jurídica español-japonés. Es autor del primer ‘Diccionario jurídico japonés-español’ (Aranzadi, 2004 y 2007) y en 2006 publicó la versión bilingüe del Código Civil Japonés. Así pues, puede observarse la diferencia tan grande que existe en los antecedentes de ambos traductores. Mientras que Porta se ha dedicado por casi tres décadas a traducir obras literarias del japonés al español, Barberan es abogado de formación y su experiencia con la traducción se habia restringido a la de terminología jurídica.

                           “Mi especialidad es la traducción jurídica, no la literaria.”[2]

¿Cómo pudo afectar esto la traducción de DQHCHDC? Y sobre todo ¿Cómo es que Barberan, sin previa experiencia en traducción literaria, logró traducir sin ningún problema y con un resultado casi perfecto, una de las obras más aclamadas de Haruki Murakami?


LA EXPLICACIÓN

Ambos traductores afirman que la prosa de Murakami es simple. Sin embargo, cada uno maneja esta simpleza a su manera acorde, por supuesto, a su formación y experiencia. Mientras que Porta mira la simpleza de Murakami como una dificultad, Barberan la agradece…

LOURDES PORTA
FRANCISCO BARBERAN
"Creo que la simplicidad del estilo es una gran dificultad añadida en el momento de traducir. Y eso no es nada fácil. Creo que es muchísimo más sencillo traducir a otros autores con una prosa de frases más largas y complejas. Más “literaria” para entendernos. En Murakami, [a pesar de la simpleza] es fundamental conseguir un ritmo muy fluido y crear, además, una atmósfera poética."

(Entrevista con Lourdes Porta, ver enlace)

"[Traducir DQHCHDC] No resultó una labor excesivamente compleja […] el lenguaje que usa Murakami es, en general, sencillo. Creo que éste es otro de los grandes méritos de Murakami: su capacidad para transmitir ideas complejas, a veces casi filosóficas, con un lenguaje sencillo y un estilo directo, nada rebuscado."


(Entrevista con Francisco Barberan, ver enlace)

Esta diferencia, en apariencia inofensiva, logra una diferencia abismal en las traducciones finales. Las frases simples de Murakami se tornan en dos voces incomparables. Porta pugna por crear algo más rebuscado, superfluo, “literario”. Esto es porque lleva toda una vida traduciendo novelas y cuentos japoneses, reconocidos por su misticismo y surrealismo. Además que, las obras de Murakami que han sido sus proyectos, se prestan para esta superfluidad. Sputnik, mi amor, Tokio Blues y After Dark son novelas oníricas, con toques de realismo mágico. En ellas, lo rebuscado funciona, pues la atmósfera poética que busca Porta es necesaria. Por el contrario, Barberan tradujo DQHCHDC con una actitud más técnica, menos “literaria”. Limitado, tal vez, por su única experiencia en traducción jurídica, es entendible esta aproximación con el texto de Murakami. Pero esto no resultó perjudicial, pues DQHCHDC, a diferencia de los proyectos de Porta, no es una novela de ficción sino un libro de memorias del propio Murakami. Por lo que la atmosfera onírica no está presente y Barberan no tuvo que enfrentarla al momento de traducir.

Por supuesto no estoy diciendo que la traducción de Barberan sea carente de ese algo, a lo que Porta llama “literario”, sino que una prosa lirica pasaría a segundo plano e incluso estaría fuera de lugar en DQHCHDC. En esta obra, lo importante no es la creación de una atmosfera, sino la conexión autor-lector a través de la dichosa prosa simple de Murakami. Para eso Barbaran fue el indicado, pues al no rebuscar, tradujo el texto de una manera literal, fiel al original. Así, la prosa simple de Murakami se luce y es la principal protagonista.

DQHCHDC encontró en Barbaran a su equivalente y a su mejor traductor. Pareciera ser que Barberan estaba destinado a traducir DQHCHDC. No obstante, la conexión de Barberan es con el texto y no con el autor. Lo hecho por Barberan en DQHCHDC no funcionaría con otros autores e incluso no funcionaría con otras obras del mismo Murakami. Es increíble, como a veces la obra es la que encuentra a su traductor y como el traductor a su vez hace la obra. A veces hasta un punto donde se puede cuestionar a quién se está leyendo en realidad.

Para mí, el Murakami de Porta no es el mismo que el de Barberan, pero entonces ¿Cuantas voces puede llegar a tener un mismo autor?¿Cuántos Murakami me faltan por conocer? ¿Esto es algo bueno o malo? Son respuestas que aún persigo.

ENLACES

http://antoncastro.blogia.com/2010/090202-dialogo-con-francisco-barberan-japon-el-japones-murakami



[1] Escucha la canción del viento (Tusquets 2015), Pinball 1973 (Tusquets 2015), El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (2009, Tusquets), Tokio blues (2005, Tusquets), Al sur de la frontera, al oeste del sol (2003, Tusquets), Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (2001, Tusquets) con Junichi Matsuura, Sputnik, mi amor (2002, Tusquets) con Junichi Matsuura, Kafka en la orilla (2006, Tusquets), After Dark (2008, Tusquets)


[2] Entrevista con Francisco Barberan

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